Descubre todo sobre el Impuesto sobre el Patrimonio: cómo funciona y cómo te afecta

El Impuesto sobre el Patrimonio es un gravamen que se aplica a los bienes y derechos de una persona, ya sea física o jurídica. En España, este impuesto se estableció en 1977 y ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los años. Se trata de un impuesto directo y progresivo que busca recaudar fondos para las arcas públicas y promover la redistribución de la riqueza.

Te eplicaremos cómo funciona el Impuesto sobre el Patrimonio. Veremos quiénes están obligados a pagarlo, qué bienes y derechos se incluyen en la base imponible, cuál es la tarifa aplicable y cómo se realiza la liquidación. También analizaremos las principales ventajas y desafíos de este impuesto, así como su impacto en la economía y en la sociedad. Si quieres saber más sobre el Impuesto sobre el Patrimonio y cómo afecta tus finanzas personales, ¡sigue leyendo!

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Qué es el Impuesto sobre el Patrimonio y cómo funciona

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava el valor neto de los bienes y derechos de una persona física o jurídica. Se trata de un impuesto directo y progresivo, lo que significa que su cuantía se determina en función del patrimonio que posee cada contribuyente.

A nivel general, este impuesto se encuentra regulado por la legislación fiscal de cada país, aunque también puede variar entre diferentes regiones o comunidades autónomas dentro de un mismo país. Su objetivo principal es obtener ingresos para el Estado y contribuir a la redistribución de la riqueza, ya que gravando el patrimonio se busca que las personas más adineradas aporten más al sistema.

El funcionamiento del Impuesto sobre el Patrimonio puede variar en cada país o región, pero en líneas generales consiste en calcular el valor neto total del patrimonio de una persona y aplicarle un tipo impositivo a dicho valor. Para ello, se deben tener en cuenta todos los bienes y derechos que forman parte del patrimonio, como inmuebles, vehículos, cuentas bancarias, inversiones, joyas, obras de arte, entre otros.

Es importante destacar que, dependiendo del país o región, eisten ciertos límites de valor mínimo a partir de los cuales se debe pagar el Impuesto sobre el Patrimonio. Además, en algunos casos se pueden aplicar deducciones o eenciones para determinados bienes considerados de especial interés público o cultural.

La declaración y liquidación del impuesto suele realizarse anualmente, siendo responsabilidad del contribuyente presentar la documentación necesaria y calcular correctamente el importe a pagar. Es fundamental tener en cuenta los plazos establecidos por la administración tributaria para evitar posibles sanciones o recargos.

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava el valor neto de los bienes y derechos de una persona física o jurídica. Su objetivo es obtener ingresos para el Estado y contribuir a la redistribución de la riqueza. Su funcionamiento consiste en calcular el valor neto del patrimonio y aplicarle un tipo impositivo. Cada país o región puede tener normativas específicas respecto a este impuesto, por lo que es importante informarse adecuadamente y cumplir con las obligaciones fiscales correspondientes.

Quiénes están obligados a pagar el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la propiedad y los derechos patrimoniales de las personas físicas y jurídicas. Está regulado por la normativa fiscal y cada país puede tener sus propias leyes al respecto.

En general, están obligados a pagar el Impuesto sobre el Patrimonio aquellas personas cuyo patrimonio neto supere un determinado umbral establecido por la legislación fiscal. Este umbral varía según el país y suele estar en función del valor total de los bienes y derechos que posea el contribuyente.

Es importante destacar que no todas las personas tienen la obligación de pagar este impuesto. Normalmente, se establecen eenciones o bonificaciones para ciertos activos o situaciones particulares, como viviendas habituales, empresas familiares, bienes destinados a actividades económicas, entre otros.

Cómo funciona el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio se calcula aplicando una determinada tarifa a la base imponible, que es el valor total de los bienes y derechos sujetos a gravamen. Esta tarifa puede ser progresiva, es decir, aumentar en función del valor del patrimonio, o puede ser fija para todos los tramos.

La base imponible se obtiene deduciendo las cargas y gravámenes que recaigan sobre los bienes y derechos. Por ejemplo, si una persona tiene una vivienda con una hipoteca pendiente, el valor neto de esa vivienda será el valor de mercado menos la deuda hipotecaria.

Una vez calculada la base imponible, se aplica la tarifa correspondiente para determinar el importe a pagar. Este importe puede ser modificado por deducciones o bonificaciones que establezca la legislación fiscal.

Cómo te afecta el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio puede tener un impacto directo en tus finanzas personales si tienes un patrimonio elevado. Debes tener en cuenta que este impuesto se suma a otros impuestos como el de la renta o el de sociedades, dependiendo de si eres una persona física o jurídica.

Si estás obligado a pagar este impuesto, es importante que realices una correcta planificación fiscal para minimizar su efecto en tus recursos. Esto puede implicar diversificar tus inversiones, aprovechar las eenciones y bonificaciones que ofrece la normativa, utilizar instrumentos legales de protección patrimonial, entre otras estrategias.

Además, debes estar informado sobre los cambios legislativos y las novedades en materia de Impuesto sobre el Patrimonio, ya que las leyes pueden variar de un año a otro y es posible que se modifiquen los umbrales, las tarifas, las eenciones, entre otros aspectos.

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la propiedad y los derechos patrimoniales. Si estás obligado a pagarlo, debes conocer cómo funciona y cómo te afecta para poder gestionar tu patrimonio de manera eficiente.

Cuáles son los bienes y derechos que se incluyen en el cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava el patrimonio neto de las personas físicas y jurídicas. Este impuesto se aplica en España y es necesario conocer qué bienes y derechos se incluyen en su cálculo.

Bienes inmuebles

Los bienes inmuebles son aquellos que están adheridos al suelo, como viviendas, locales comerciales, terrenos, entre otros. Se valora el valor catastral de estos bienes para determinar su inclusión en el Impuesto sobre el Patrimonio.

Bienes muebles

Los bienes muebles son aquellos que no están adheridos al suelo y pueden ser trasladados fácilmente, como vehículos, joyas, obras de arte, entre otros. Estos bienes también se tienen en cuenta a la hora de calcular el impuesto.

Derechos reales y personales

Los derechos reales son aquellos que recaen directamente sobre un bien, como las hipotecas o las servidumbres. Por otro lado, los derechos personales son los que se derivan de las relaciones jurídicas entre personas, como los créditos o las deudas.

Participaciones en entidades

Se consideran también las participaciones en entidades, como acciones o participaciones sociales. Estas participaciones se valoran según su valor nominal o patrimonial.

Derechos económicos y financiero

Los derechos económicos y financieros, como títulos valores, seguros de vida o fondos de inversión, también forman parte del cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio.

Depósitos bancarios y cuentas corrientes

Los depósitos bancarios y las cuentas corrientes son tenidos en cuenta para calcular este impuesto. Se considera tanto el dinero en efectivo como los saldos eistentes en estas cuentas.

Pensiones de jubilación y revalorizaciones

Las pensiones de jubilación, así como las prestaciones similares, también son consideradas en el cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio. Además, se tiene en cuenta la revalorización obtenida por estos conceptos.

Otros bienes y derechos

Además de los mencionados anteriormente, también se pueden incluir otros bienes y derechos que tengan un valor económico significativo, como derechos de autor, patentes o marcas.

El Impuesto sobre el Patrimonio tiene en cuenta una amplia variedad de bienes y derechos para su cálculo. Es importante conocer qué elementos entran en esta categoría para poder realizar correctamente la declaración correspondiente a este tributo.

Cómo se calcula el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un impuesto que grava el patrimonio neto de una persona, es decir, el valor total de sus bienes y derechos menos las deudas y cargas. El cálculo de este impuesto varía entre diferentes países y regiones, pero en general se basa en una serie de elementos comunes.

En primer lugar, se determina el valor total del patrimonio neto del contribuyente. Este proceso puede involucrar la valoración de bienes inmuebles, inversiones financieras, vehículos, joyas u otros activos que formen parte del patrimonio.

A continuación, se aplican distintos tramos o escalas progresivas para calcular el porcentaje a aplicar sobre el patrimonio neto. Estos tramos pueden variar según las normativas fiscales de cada país o región. En algunos casos, eiste un mínimo eento, es decir, una cantidad de patrimonio por debajo de la cual no se aplica el impuesto.

Es importante tener en cuenta que el cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio también puede incluir deducciones o bonificaciones especiales. Estas pueden aplicarse en situaciones específicas, como por ejemplo, cuando el patrimonio está destinado a fines sociales, culturales o relacionados con la conservación del medio ambiente.

Una vez calculada la base imponible, es decir, el importe sobre el cual se aplicará el impuesto, se procede a aplicar el tipo impositivo correspondiente. Este porcentaje puede variar enormemente entre diferentes jurisdicciones y suele ser más elevado a medida que aumenta el valor del patrimonio.

Es importante destacar que el Impuesto sobre el Patrimonio es diferente al Impuesto sobre la Renta. Mientras que este último grava los ingresos obtenidos en un período determinado, el Impuesto sobre el Patrimonio se enfoca en la riqueza y los activos acumulados a lo largo del tiempo.

El cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio implica evaluar el valor neto de los bienes y derechos de una persona, aplicar las escalas o tramos correspondientes y determinar el tipo impositivo a aplicar. Este impuesto puede variar entre diferentes países y regiones, por lo que es recomendable consultar la normativa fiscal vigente en cada caso.

Cuáles son las eenciones y bonificaciones disponibles en el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la riqueza de una persona física o jurídica. Sin embargo, eisten ciertas eenciones y bonificaciones que pueden aplicarse a este impuesto, lo que puede resultar beneficioso para los contribuyentes.

Eenciones en el Impuesto sobre el Patrimonio

Una de las eenciones más comunes en el Impuesto sobre el Patrimonio es la vivienda habitual. Este inmueble no se incluye en la base imponible del impuesto, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones, como que sea la residencia habitual del contribuyente y que el valor catastral no supere un determinado límite establecido por la ley.

Otra eención importante se refiere a los bienes y derechos afectos a actividades económicas. Aquellos activos relacionados con el desarrollo de una actividad empresarial o profesional pueden estar eentos total o parcialmente del impuesto.

Además, eisten eenciones específicas aplicables a ciertos bienes considerados de interés cultural, como obras de arte, antigüedades o elementos históricos, entre otros. Estos bienes pueden estar eentos o contar con bonificaciones en el Impuesto sobre el Patrimonio.

Bonificaciones en el Impuesto sobre el Patrimonio

Las bonificaciones son reducciones en la cuota íntegra del Impuesto sobre el Patrimonio. Estas pueden ser aplicadas en función de diferentes circunstancias, como el patrimonio preeistente, determinadas inversiones o donaciones realizadas.

Por ejemplo, en algunos casos se puede aplicar una bonificación por adquisición de vivienda habitual. Esta bonificación consiste en una reducción de la base imponible del impuesto en función del valor de la vivienda adquirida.

Otra bonificación común es la relacionada con las donaciones y herencias. En algunos casos, si se realiza una donación o se recibe una herencia, se puede aplicar una reducción en el Impuesto sobre el Patrimonio.

Procedimiento para solicitar eenciones y bonificaciones

Para poder beneficiarse de las eenciones y bonificaciones en el Impuesto sobre el Patrimonio, es necesario seguir un procedimiento específico. En primer lugar, el contribuyente debe presentar la declaración del impuesto en plazo y forma establecidos por la Administración tributaria.

Posteriormente, deberá indicar en la declaración los bienes o derechos que pueden acogerse a alguna de las eenciones o bonificaciones disponibles. Es importante cumplir con todos los requisitos eigidos para poder beneficiarse de estas ventajas fiscales.

En algunos casos, será necesaria la presentación de documentación adicional que demuestre que se cumplen las condiciones establecidas para las eenciones y bonificaciones solicitadas. Por tanto, es fundamental contar con un buen asesoramiento fiscal para utilizar correctamente estas herramientas y evitar problemas con la Administración tributaria.

El Impuesto sobre el Patrimonio cuenta con diferentes eenciones y bonificaciones que permiten reducir la carga fiscal para los contribuyentes. Estas ventajas fiscales están destinadas a diversos aspectos, como la vivienda habitual, los bienes afectos a actividades económicas o bienes culturales. Para aprovechar estas eenciones y bonificaciones, es necesario seguir el procedimiento establecido por la Administración tributaria y cumplir todos los requisitos eigidos.

Cuándo se presenta la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la riqueza de las personas físicas y jurídicas. En España, este impuesto se presenta anualmente y su fecha límite de presentación varía según cada comunidad autónoma.

En términos generales, la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio se realiza durante los primeros meses del año, siendo la fecha más común el 30 de junio. No obstante, es importante verificar la normativa específica de cada comunidad autónoma, ya que algunas tienen establecidas fechas diferentes.

Es fundamental cumplir con los plazos establecidos por Hacienda para evitar penalizaciones y sanciones. Por tanto, es recomendable estar informado y asesorarse correctamente para saber cuándo y cómo presentar la declaración.

¿Quién está obligado a presentar la declaración?

No todas las personas están obligadas a presentar la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio. La obligación de declararlo recae en aquellas personas cuya riqueza supere un determinado umbral establecido por cada comunidad autónoma.

Este umbral puede variar, pero generalmente se sitúa en torno a los 700.000 euros de patrimonio neto. No obstante, es importante consultar la normativa vigente en tu comunidad para conocer el umbral específico.

Además, eisten ciertas situaciones en las que aunque se supere el umbral de patrimonio, no es necesario presentar la declaración. Algunas de estas situaciones pueden ser tener una discapacidad reconocida igual o superior al 33%, ser pensionista de la Seguridad Social, entre otras.

¿Cómo se calcula el Impuesto sobre el Patrimonio?

El cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio se realiza aplicando una escala progresiva sobre la base liquidable del patrimonio neto. Esta base se obtiene deduciendo las deudas y cargas que afecten a dicho patrimonio.

La escala varía en función del importe del patrimonio neto, estableciendo diferentes tramos con tipos impositivos crecientes. Este impuesto es gestionado por las comunidades autónomas, por lo que pueden eistir diferencias en los tramos y tipos aplicables según la región en la que residas.

Es importante tener en cuenta que eisten determinadas bonificaciones y reducciones que pueden aplicarse al Impuesto sobre el Patrimonio, como la vivienda habitual, empresas familiares, participaciones en entidades, etc. Estas bonificaciones o reducciones también varían según cada comunidad autónoma, por lo que conviene informarse adecuadamente.

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la riqueza de las personas físicas y jurídicas y su declaración debe realizarse anualmente. Es fundamental conocer los plazos y requisitos establecidos por Hacienda, así como las particularidades de cada comunidad autónoma.

Qué ocurre si no se presenta correctamente la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la riqueza de las personas físicas y jurídicas. Su presentación correcta y oportuna es crucial para evitar problemas con la Administración Tributaria.

Si no se presenta correctamente la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio, pueden surgir una serie de consecuencias negativas que conviene conocer. En primer lugar, es importante entender que este impuesto ha sido recuperado en algunos países después de haber sido eliminado previamente. Por lo tanto, su declaración y cumplimiento son obligatorios en aquellos lugares donde esté vigente.

Uno de los principales problemas que puede surgir si no se presenta correctamente la declaración es la imposición de sanciones económicas. La Administración Tributaria tiene la facultad de aplicar multas cuantiosas a aquellas personas que no cumplan con sus obligaciones fiscales. Estas sanciones pueden variar en función del importe no declarado, así como de la intencionalidad o reiteración del incumplimiento.

Además de las sanciones económicas, también eisten otras consecuencias negativas asociadas a no presentar correctamente la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio. Una de ellas es que la Administración pueda iniciar un procedimiento de comprobación e investigación de la situación fiscal del contribuyente. Esto puede llevar a la apertura de epedientes administrativos y, en última instancia, a la realización de una inspección tributaria completa.

Otra posible consecuencia es que, en caso de necesitar algún tipo de justificación de patrimonio, como puede ser en el acceso a financiación o en trámites legales, pueda haber dificultades para acreditar los bienes y derechos que no han sido declarados. Esto puede generar problemas adicionales e incluso implicar la aplicación de penalizaciones por parte de otros organismos reguladores.

Es fundamental presentar correctamente la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio para evitar problemas con la Administración Tributaria. Las sanciones económicas, los procedimientos de comprobación e investigación, y las dificultades en la justificación legal del patrimonio son algunas de las consecuencias negativas que se pueden derivar del incumplimiento de esta obligación fiscal. Por tanto, es recomendable contar con el asesoramiento adecuado y cumplir con todas las obligaciones tributarias para evitar estas problemáticas.

Cuáles son las consecuencias de no pagar el Impuesto sobre el Patrimonio

El Impuesto sobre el Patrimonio es un impuesto que grava los patrimonios de las personas físicas y jurídicas en función del valor neto de sus activos. Es importante comprender que este impuesto no es igual en todos los países, ya que su eistencia y condiciones varían según la legislación fiscal de cada lugar.

En aquellos países donde se aplica el Impuesto sobre el Patrimonio, eiste una serie de obligaciones fiscales que deben cumplirse. Uno de los aspectos cruciales es el pago puntual de este impuesto, ya que su incumplimiento puede acarrear diferentes consecuencias para los contribuyentes.

Morosidad

Uno de los efectos más comunes de no pagar el Impuesto sobre el Patrimonio es incurrir en morosidad. Esto significa que el contribuyente no ha realizado el pago en el plazo estipulado por la ley, lo que conlleva la aplicación de intereses y recargos debido al retraso.

Los intereses y recargos por mora pueden aumentar considerablemente el monto a pagar, generando una carga financiera adicional para el contribuyente. Además, la morosidad puede llevar a la inclusión en listas de morosos y afectar negativamente la reputación crediticia de la persona o entidad.

Sanciones económicas

Otra de las consecuencias de no pagar el Impuesto sobre el Patrimonio es la imposición de sanciones económicas. Estas multas tienen como objetivo incentivar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y desincentivar la evasión o el retraso en el pago de impuestos.

Las sanciones económicas pueden variar según la legislación fiscal de cada país, pero suelen estar establecidas en forma de porcentaje sobre el monto del impuesto adeudado. Estas multas pueden llegar a ser bastante significativas y representar un golpe importante para las finanzas de los contribuyentes.

Embargo de bienes

En casos etremos de morosidad reiterada en el pago del Impuesto sobre el Patrimonio, las autoridades fiscales tienen la facultad de proceder al embargo de los bienes del contribuyente. Esto implica que se pueden tomar medidas legales para incautar y vender activos con el fin de cubrir la deuda tributaria.

El embargo de bienes puede afectar seriamente la situación financiera de una persona o entidad, ya que implica la pérdida de propiedad y la reducción del patrimonio. Además, este tipo de medidas pueden tener repercusiones negativas a largo plazo, como la imposibilidad de acceder a créditos o préstamos debido a antecedentes de embargos fiscales.

Reclamaciones y disputas legales

En algunos casos, los contribuyentes pueden optar por iniciar reclamaciones o disputas legales con respecto al Impuesto sobre el Patrimonio. Sin embargo, es importante considerar que este proceso puede llevar tiempo y generar gastos adicionales en honorarios legales.

Además, las reclamaciones y disputas legales no garantizan necesariamente una resolución favorable para el contribuyente. Las autoridades fiscales cuentan con mecanismos y procedimientos para defender sus decisiones y argumentar la legalidad del impuesto, por lo que los resultados pueden ser inciertos.

No pagar el Impuesto sobre el Patrimonio puede acarrear una serie de consecuencias financieras y legales para los contribuyentes. Desde la morosidad con sus intereses y recargos, sanciones económicas, embargos de bienes e incluso disputas legales, es fundamental cumplir con las obligaciones fiscales correspondientes. Para evitar problemas y asegurar un adecuado manejo de nuestras finanzas, es importante contar con asesoramiento profesional y mantenernos informados sobre la normativa fiscal vigente.

Qué diferencias eisten entre el Impuesto sobre el Patrimonio a nivel nacional y a nivel autonómico

El Impuesto sobre el Patrimonio es una tributación que se aplica tanto a nivel nacional como a nivel autonómico en España. Sin embargo, eisten algunas diferencias importantes entre ambos sistemas.

A nivel nacional

A nivel nacional, el Impuesto sobre el Patrimonio está regulado por la Ley 19/1991, de 6 de junio. Es un impuesto directo y personal que grava el patrimonio neto de las personas físicas y jurídicas residentes en España.

Uno de los aspectos más destacados del Impuesto sobre el Patrimonio a nivel nacional es su carácter progresivo. Esto significa que cuanto mayor sea el patrimonio de una persona, mayor será el tipo impositivo aplicado. Además, se establecen diferentes tramos de gravamen en función del valor total del patrimonio.

Otra característica importante es que eisten una serie de reducciones y bonificaciones que pueden aplicarse para disminuir la base imponible del impuesto. Estas incluyen, por ejemplo, la vivienda habitual, determinados bienes de interés cultural o los bienes afectos a actividades económicas.

A nivel autonómico

Cada comunidad autónoma en España tiene la capacidad de regular el Impuesto sobre el Patrimonio de manera independiente. Esto significa que cada región puede establecer sus propias normas, tipos impositivos y beneficios fiscales.

En algunas comunidades autónomas, como Madrid o Canarias, este impuesto ha sido eliminado, lo que significa que no se aplica a los residentes en estas regiones. En otras, sin embargo, se mantienen vigentes y se establecen normas específicas.

En general, a nivel autonómico las características principales del Impuesto sobre el Patrimonio son similares a las del ámbito nacional: se grava el patrimonio neto de las personas físicas y se aplican tipos impositivos progresivos en función del valor del patrimonio.

Es importante destacar que algunas comunidades autónomas pueden establecer deducciones adicionales o beneficios fiscales particulares que no se encuentran disponibles a nivel nacional. Estos beneficios pueden variar según la región y suelen estar relacionados con aspectos como la residencia habitual, inversiones en nuevas empresas o bienes culturales.

¿Cómo te afecta?

La forma en que el Impuesto sobre el Patrimonio te afecta dependerá tanto de tu situación personal y patrimonial como de la comunidad autónoma en la que residas. Si bien eisten ciertas similitudes en la forma en que se aplica este impuesto a nivel nacional y autonómico, las diferencias pueden ser significativas.

Si posees un patrimonio elevado, es probable que tengas que presentar una declaración de este impuesto y pagar la cantidad correspondiente. En algunos casos, podrás beneficiarte de determinadas reducciones o bonificaciones dependiendo de tu caso particular y de las normativas establecidas por tu comunidad autónoma.

En cualquier caso, es importante consultar a un eperto en materia fiscal para asegurarse de cumplir con todas las obligaciones tributarias y aprovechar al máimo las posibles ventajas fiscales.

El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava la riqueza de las personas físicas y jurídicas.

Están obligados a pagarlo aquellas personas cuyo patrimonio supere el mínimo eento establecido por la ley.

Se incluyen propiedades inmobiliarias, vehículos, dinero en efectivo, inversiones financieras, obras de arte y joyas, entre otros, para calcular el Impuesto sobre el Patrimonio.

El Impuesto sobre el Patrimonio grava la riqueza acumulada, mientras que el Impuesto sobre la Renta grava los ingresos percibidos en un año fiscal.

El tipo impositivo del Impuesto sobre el Patrimonio varía según la comunidad autónoma, pero suele oscilar entre el 0,2% y el 3,5%.

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